Isabel Ciudad Gil
Muchos son los poetas que esculpen sus versos con música de
fondo. También son muchos los acordes que los músicos crean tras leer poesía. Son
muchas las canciones que podrían ser recitadas y los poemas que podrían ser cantados. Canciones llenas de poesía y viceversa.
A veces, los límites entre ambos artes se diluyen para dar lugar a cosas como
esta:
"Me da vértigo el punto muerto
y la marcha atrás,
vivir en los atascos,
los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
Me arruinan las prisas y las faltas de estilo,
el paso obligatorio, las tardes de domingo
y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran
a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto tráfico
y tanto sinsentido,
parado frente al mar mientras que el mundo gira"
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