viernes, 21 de noviembre de 2014

LIBERTAD 8: UN OASIS EN EL DESIERTO

La mítica sala de Madrid cumple 39 años apostando por la música de autor.


Fotografía propia de la sala Libertad 8

No importan la hora ni el día de la semana. Solo basta con pasar por la puerta, escuchar el bullicio de un concierto y ver las aglomeraciones que la gente que se ha quedado sin entrada forman en el exterior del recinto para saber que hemos llegado: estamos en el mítico Café Libertad 8.

Situado en la calle Libertad del popular barrio de Chueca, en Madrid, el Libertad 8 está considerado por muchos como La Meca de la canción de autor. Artistas consagrados en el panorama musical de ayer y de hoy como Pedro Guerra, Andrés Suárez, Ismael Serrano, Rosana, Marwan, Luis Ramiro o Jorge Drexler han pasado alguna vez por su pequeño escenario. No es casualidad que todo cantautor o cantautora que se precie se marque como objetivo tocar alguna vez en su vida en el Libertad. Podría considerarse el bautismo de fuego que permite ganarse un nombre en este mundo “lleno de lobos”, como dice Joaquín Sabina, que es el de la canción de autor.

Este local ha hecho mucho por la cultura desde su nacimiento. No es casualidad que estos nuevos artistas de la música de autor como son Marwan, Luis Ramiro o Andrés Suárez hayan generado un nuevo modelo de público joven, capaz de competir con los volúmenes que arrastran las grandes discográficas como Sony Music Spain, Universal o Warner Music. Es por ello que el Libertad 8 ha jugado un papel muy importante no solo en la gestación de una nueva generación de cantautores, sino también en la concepción de este nuevo tipo de público joven.

El jazz tiene el Café Central y la canción de autor tiene el Libertad 8. Cada estilo tiene su Olimpo. A medida que los tiempos parecen empeorar para la cultura por momentos, el Café Libertad 8 es un oasis dentro de ese enorme desierto al que el público ya se ha ido acostumbrando. Artistas y seguidores de la música de autor se aferran al eterno local de Madrid para seguir en pie en un panorama cada vez más difícil para la cultura. Música, poesía, pintura e incluso danza, todo tiene cabida en el Libertad 8, donde nunca se pone el sol para la cultura.

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